Enfoque en ALC: Colombia no es una "guarida de drogas", reclaman los colombianos, cansados de la estigmatización de EE. UU. | Spanish.xinhuanet.com

Enfoque en ALC: Colombia no es una "guarida de drogas", reclaman los colombianos, cansados de la estigmatización de EE. UU.

spanish.news.cn| 2025-12-23 14:09:18|
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Por Sylvia B. Zárate

BOGOTÁ, 22 dic (Xinhua) -- Revisando la cobertura internacional sobre Colombia, durante este año 2025 que está a punto de finalizar, predomina una narrativa fabricada por el gran vecino del norte, EE.UU., que tacha al país de ser "una máquina para fabricar drogas". Y que llega incluso a calificar al presidente colombiano, Gustavo Petro, como "líder del narcotráfico", todo ello pese a las cifras históricas sobre incautaciones de cocaína (más de 2.800 toneladas) y destrucción de laboratorios durante su mandato.

Por eso, como corresponsal colombiana de noticias internacionales y observadora independiente de la realidad en nuestro país, puedo contradecir tales acusaciones e invitaría a quienes las vierten a que lo visiten y sean testigos veraces de la laboriosidad de nuestro pueblo. Porque tal estigmatización y demonización son profundamente injustas para una nación que, a pesar de las dificultades, está compuesta en su mayoría por personas trabajadoras y honestas.

NO A LA ESTIGMATIZACIÓN

Las constantes acusaciones, sumadas a sanciones como la descertificación de Colombia y el recorte de fondos en la lucha contra las drogas, no solo despertaron la indignación del Gobierno, sino de gran parte de la población colombiana; que considera injustificable la estigmatización reforzada con ligereza por la Administración de Estados Unidos, cuyo líder se atrevió a asegurar que Petro será "el siguiente" objetivo, después del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en el marco de su campaña militar en la región Caribe.

Cabe recordar que, con la excusa de una "nueva política antidrogas", Estados Unidos ha emprendido desde septiembre una confrontación militar directa con bombardeos contra pequeñas embarcaciones cargadas supuestamente de cocaína, en el mar Caribe y el Océano Pacífico, dejando más de 100 muertos solo desde septiembre.

El presidente Petro ha sido el líder latinoamericano más crítico frente a esta estrategia de Estados Unidos que, según él, no solo viola el derecho internacional y la soberanía de los países de la región, sino que esconde su objetivo principal: la invasión de Venezuela para apropiarse de su reserva petrolera.

Entre la indignación y el desconcierto, los colombianos nos preguntamos ahora: ¿Tenemos que volver a sentirnos señalados como una "máquina de hacer cocaína" después de tantos años buscando la paz, tratando de transformar nuestra realidad como nación y, precisamente, por el Gobierno del país que más ha normalizado el consumo de drogas en todo el mundo?

Aunque no se puede negar que algunos países enfrentan problemas internos como el tráfico de drogas, la violencia o la pobreza; esto no puede servir de base para que otro país intervenga, ni mucho menos como pretexto para derrocar a ningún Gobierno legítimo.

El pueblo colombiano es gente honesta, trabajadora y, pese a las dificultades que históricamente ha enfrentado el país, somos más los que nos esforzamos por estudiar, por trabajar y por alcanzar una mejor calidad de vida sin necesidad de relacionarnos con actividades ilegales.

VERDADERA CARA DE COLOMBIA

Ejemplos hay millones. Uno de ellos es Kevin Elías Yurgaky, a quien conocí hace unos años buscando historias interesantes que reportar desde Colombia, para mostrar nuestra verdadera cara al mundo y no esa dinámica mafiosa que se vende a través de las narcoseries que tanto daño han hecho al país dentro y fuera de sus fronteras.

Kevin, como muchos jóvenes colombianos, se ha esforzado durante años trabajando con escasos recursos, no solo para salir él mismo adelante, sino para dejar el nombre de Colombia bien alto.

El ingeniero y profesor lidera el equipo de robótica Team Robotics del Pacífico en Quibdó, departamento del Chocó, que se coronó campeón mundial de robótica educativa "RoboRAVE: World Championship", midiéndose con equipos de todo el mundo.

Kevin ha viajado a varios países concursando y buscando oportunidades para crecer con su equipo de jóvenes apasionados por la ciencia de entre 14 y 19 años.

"Como joven colombiano, me parecen algo muy grave y muy bajo todos esos comentarios que realiza el presidente Trump sobre Colombia. Siento que es como si todo el mundo debiera arrodillarse ante él. Colombia es un país que apunta a grandes cosas y dejarse pisotear no es una solución. Por eso mi mensaje para Colombia y América Latina es que hay que cambiar los objetivos, no volver a dejar que otro país nos vea como menos", expresó el profesor.

Kevin también puntualizó que, durante los últimos años en el departamento del Chocó, la economía ilícita ha migrado del narcotráfico a la minería.

A cientos de kilómetros del Chocó, en Bogotá, Matías Durán, joven comunicador social que trabaja todos los días en el Concejo de Bogotá, mientras adelanta una maestría en marketing digital, también alzó su voz de protesta por el señalamiento de altos funcionarios estadounidenses que, a su parecer, han sido injustos con miles de jóvenes de su generación que votaron por Gustavo Petro como presidente, entre otras razones, para que siguiera combatiendo la corrupción derivada del narcotráfico.

"Acusar al presidente de ser 'capo de los capos' es contradictorio, teniendo en cuenta que él fue quien denunció los vínculos entre el narcotráfico y la política. Además, ese tipo de pronunciamientos solo dañan la imagen de Colombia, cuando es Estados Unidos el país en donde la población más consume sustancias psicoactivas", manifestó.

Como Kevin y Matías, conozco a muchos jóvenes que han decidido quedarse en su país y superar cualquier obstáculo a punta de trabajo y disciplina para transformar positivamente su entorno, no solo en las grandes ciudades, sino en los lugares más apartados y muchas veces olvidados por el Estado.

LA DIGNIDAD NO SE NEGOCIA

Justamente, algo nuevo que observo en este capítulo de las tensas relaciones entre Colombia y Estados Unidos, desde que ascendió al poder el presidente Trump, es la sensación generalizada de cansancio e intolerancia de la gente común hacia los insultos y amenazas que llegan del norte y que nos recuerdan que, en realidad, nunca hemos sido totalmente libres.

Por primera vez, en el ambiente se siente la convicción de que, sin importar la ideología, la dignidad no se negocia. Y que Colombia debe frenar como nación no solo los agravios, sino la pretensión del Gobierno estadounidense de intervenir en los asuntos internos de nuestro país, incluso mediante una posible invasión militar, como muestran los recientes ataques desproporcionados con misiles que las fuerzas estadounidenses han ejecutado en aguas del mar Caribe y el Pacífico, en nombre de la lucha contra las drogas.

Para entender mejor esta situación, me puse en contacto con el reconocido politólogo español Juan Carlos Monedero, quien me dio luces con su punto de vista sobre la actitud radical de la Administración estadounidense no solo contra Colombia, sino contra toda América Latina.

"En la actitud de Trump con América Latina se mezclan al menos tres cosas: una, la megalomanía de alguien que no está acostumbrado a que nadie le lleve la contraria. En segundo lugar, la desesperación de las élites norteamericanas, al ver que el continente que consideran propio ya no les obedece. Y, en tercer lugar, el ridículo al no poder cumplir las promesas de la campaña electoral", opinó.

Según Monedero, la frustración de Trump frente a Colombia, aliado histórico de Estados Unidos, obedece a un inesperado cambio de posición política del país, ahora dirigido por el primer presidente progresista, Gustavo Petro, quien ha exigido respeto por la soberanía de Colombia y de la región tras los ataques sistemáticos contra las lanchas.

El experto agregó que la bravuconería militarista de la Administración estadounidense ha generado una alianza entre Colombia y Venezuela. Y también ha generado unión al interior de los países de la región, cansados de los insultos, las amenazas y los abusos de Estados Unidos.

"De manera que los intentos de Trump de amenazar a los países para doblegarlos, entre otras cosas, con aranceles, está teniendo el resultado contrario, señal evidente de la decadencia de los Estados Unidos", consideró.

Al final, creo que no todo es negativo en este episodio, se está despertando una dignidad colectiva que, tal vez, necesitaba Colombia para empezar a liberarse de una forma serena de la dependencia histórica que ha tenido con Estados Unidos y que la ha impedido explorar vías de cooperación con otros países en condiciones más justas.

Hoy, luego de tres años del primer Gobierno progresista de Colombia, y en medio de esta tensión diplomática con Estados Unidos, con amenazas militares y económicas incluidas, percibo a una gran parte del pueblo colombiano reconociendo por primera vez su identidad a través de la dignidad que se expresa en conversaciones espontáneas en el transporte público, en el mercado, en una cafetería o en un taxi.

Miles de personas se han manifestado este año en las calles de Colombia para defender la soberanía de su país, que ya no parece estar dispuesto a ser más el patio trasero de otro ni el centro de la estigmatización por el tráfico de drogas, un fenómeno que es un problema global, pero que injustamente ha dejado las peores heridas en el corazón del pueblo colombiano.

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