Por Pablo Giuliano
SAO PAULO, 15 nov (Xinhua) -- El nuevo satélite que Brasil y China desarrollan de manera conjunta, el CBERS-6, se consolidará como un guardián permanente y altamente calificado de la Amazonia, capaz de observar la región durante las 24 horas y generar imágenes incluso bajo nubes, humo o lluvia, para respaldar la estrategia brasileña de lograr hasta 2030 la deforestación cero en el bioma de la gran selva sudamericana.
Así lo explicó durante una entrevista con Xinhua Antonio Carlos de Oliveira Pereira Junior, coordinador del programa CBERS en el gubernamental Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués), con sede en Sao José dos Campos, en el interior del estado brasileño de Sao Paulo (sureste).
La cooperación China-Brasil en la construcción conjunta de satélites comenzó en 1988. Desde entonces se han lanzado al espacio seis satélites del programa CBERS.
"El programa CBERS es el mayor ejemplo del éxito de la cooperación científica entre Brasil y China", afirmó. "Esa asociación inédita en la década de 1980 permitió que Brasil adquiriera la tecnología de generación de datos de sensoriamento remoto", agregó.
El salto que los expertos chinos y brasileños dieron para el CBERS-6, previsto para entrar en funcionamiento en 2028, fue la tecnología llamada Radar de Apertura Sintética (SAR, por sus siglas en inglés), que reemplazará a los satélites ópticos y tendrá un poder de cobertura inédito para vigilar la deforestación en la selva amazónica.
Las tareas del programa, explicó, se dividen en tres componentes: "El segmento espacial, que es el satélite; el segmento de control; y el segmento de aplicación, responsable por el uso de los datos que el satélite genera".
El programa CBERS-6 introducirá por primera vez una "carga útil SAR" desarrollada por China (conjunto de componentes de "hardware" y "software", incluidos la antena el transmisor/receptor y la unidad de procesamiento para generar imágenes de alta resolución), la cual será integrada a la plataforma multimisión diseñada por Brasil.
El SAR permite obtener imágenes activas mediante radiofrecuencia, lo que hace posible observar el terreno aun con nubosidad, incendios o condiciones extremas.
"Esto quiere decir que podemos en condiciones climáticas adversas como lluvia, humo, o dependiendo de la formación de la nube captar el suelo", indicó Carlos de Oliveira Pereira Junior.
El satélite podrá cubrir franjas de hasta 400 kilómetros con resolución de 50 metros, o recortes muy detallados de 20 kilómetros con resolución de hasta 1 metro, según la necesidad operativa.
Esta flexibilidad, según el INPE, permitirá actuar tanto en grandes áreas de selva como en monitoreo de precisión para incendios, invasiones de tierras, minería ilegal, expansión urbana o planificación hídrica.
El CBERS-6 complementará a los satélites ópticos CBERS-4, CBERS-4A y Amazonia-1, que dependen de luz solar y de cielos despejados. Con el SAR, Brasil obtendrá un sistema efectivo para vigilar la Amazonia durante todo el año, incluso en la estación lluviosa.
El coordinador del proyecto subrayó que la nueva misión se alinea con los objetivos de largo plazo del país como la deforestación cero, objetivo trazado por el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para 2030 en la selva amazónica.
Desde el lunes pasado se desarrolla en esa región, en la ciudad de Belém, capital del estado de Pará, la Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
"Esto va a sumar sus datos a los que ya producen los satélites existentes, pero con la ventaja de operar de día o de noche y aun con nubes", subrayó al anunciar que también servirá para el control civil y ambiental de la "Amazonia Azul", territorio marítimo de Brasil que se extiende a lo largo de unos 8.000 kilómetros de costa atlántica.
Esto, según el funcionario, permitirá detectar derrames de petróleo, cambios en la dinámica del litoral y cualquier otro fenómeno.
Para el INPE, el nuevo satélite amplía al mismo tiempo las capacidades ambientales, agrícolas y urbanas de Brasil, país que lidera junto a Argentina el desarrollo de tecnología satelital en América Latina.
Carlos de Oliveira Pereira Junior informó que Brasil y China invertirán, cada uno, alrededor de 51 millones de dólares en la misión, mientras que la cooperación completa acumulada desde el inicio del programa ya supera los 300 millones de dólares.
A esa inversión conjunta se suman los gastos nacionales en antenas, centros de procesamiento, supercomputadoras y sistemas de distribución de imágenes.
La estrategia de dividir las responsabilidades (con la plataforma brasileña y la carga útil SAR china) permite acortar los plazos, reducir riesgos y aumentar la confiabilidad.
De acuerdo con el INPE, una vez que se sepa qué lanzador va a usarse será posible optimizar el diseño del satélite para conseguir más confiabilidad y acortar tiempos de desarrollo.
El lanzamiento está previsto para 2028, desde una base en China.
"La cooperación trasciende la cuestión tecnológica: tiene también un componente geopolítico y científico. Brasil y China tienen intereses comunes, y la balanza comercial refleja la importancia de esa relación", evaluó el coordinador del programa CBERS al recordar que China es el principal socio comercial de Brasil.
Afirmó que el trabajo conjunto permite intercambiar métodos, prácticas, soluciones y procedimientos de ingeniería entre equipos de ambos países, incluso sin transferencia formal de tecnología.
"Es un ambiente muy rico para el intercambio de información, para trabajar juntos con culturas y técnicas diferentes", añadió.









