MÉXICO, 8 nov (Xinhua) -- Con una concurrida inauguración en el Centro de la Imagen, en la capital de México, el pasado 6 de noviembre abrió sus puertas la XXI Bienal de Fotografía, una de las plataformas más importantes para la creación visual en el país latinoamericano.
La muestra, que está organizada por la Secretaría (ministerio) de Cultura y permanecerá abierta hasta marzo de 2026, reúne una amplia diversidad de propuestas que reflejan la complejidad del presente y los múltiples rostros del México contemporáneo, y es un espacio que reconoce y promueve la producción fotográfica nacional.
En esta edición, los Premios de Adquisición fueron otorgados a Jorge Bordello, por la serie Ejercicios de adherencia, y a Sonia Madrigal, por Obra en blanco.
Según el jurado, ambas obras destacan por "la solidez en la articulación de la propuesta conceptual, materialidad y montaje", así como por su relevancia para enriquecer el acervo del Centro de la Imagen.
Las menciones honoríficas correspondieron a Andrea J. Linares, por Habitar la palabra; archivos contra el olvido; Antonio Barrientos, por Formas indetectables; y al colectivo Estética Unisex, por Trabajo emocional.
Los trabajos galardonados abordan desde distintas perspectivas las experiencias corporales, las desigualdades sociales y los vínculos entre identidad y territorio.
Livier Jara García, directora del Centro de la Imagen, dijo a Xinhua que esta Bienal "busca expandir los límites que a veces tenemos dentro de la Ciudad de México, tratando de llegar a los estados, a personas creadoras que tal vez antes no habían participado".
Detalló que en esta ocasión 631 personas aplicaron a la convocatoria, una cifra récord que da cuenta del vigor de la creación fotográfica en el país.
Jara explicó que, además del certamen, la Bienal incorporó un Programa Nacional de Actividades y una plataforma de investigación denominada Cartografía, con el objetivo de reconocer los ecosistemas fotográficos en diversas regiones del territorio mexicano.
"Siete personas investigadoras se han sumado para hacer una revisión más en territorio, contarnos y hablarnos de cuáles son las prácticas, las búsquedas y las dificultades que enfrentan las personas que se dedican a la fotografía", señaló.
Las obras reunidas ofrecen una mirada diversa: desde reflexiones sobre el cuerpo y la masculinidad, hasta experiencias marcadas por el Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el cáncer de mama. También se abordan temas como la precariedad en el transporte, las violencias cotidianas y la resistencia cultural frente a las desigualdades.
Para Oswaldo Ruiz, integrante del jurado, la Bienal es un termómetro del momento que vive la imagen en México.
"Se recibieron un total de 631 postulaciones provenientes de todos los estados de la República. La selección final refleja los temas abordados y su pertinencia al contexto cultural y social actual", comentó durante la ceremonia de apertura y premiación de la Bienal.
Afirmó que la exposición evidencia "las distintas inquietudes sobre la construcción formal, las manifestaciones estéticas y las preocupaciones sociales que parecen ser fundamentales".
Ruiz destacó la convivencia entre artistas de trayectoria consolidada y jóvenes creadores que ya exploran nuevas rutas en torno a la imagen y la tecnología.
"Esperamos que la importante y enriquecedora discusión que estas obras despertaron en nosotros sea explícita en la visita que hagan de esta exposición", expresó.
Entre los participantes, el artista Rodrigo Alcocer de Garay valoró la magnitud del evento.
"Obviamente, la Bienal es quizá el concurso más importante de medios basados en la imagen fotográfica en el país", dijo a Xinhua. Su trabajo, centrado en la relación entre la sobreproducción de imágenes y la vida cotidiana, busca "entender por qué vemos tantas imágenes" y cómo estas "salen de la pantalla y afectan nuestra vida".
A lo largo de más de cuatro décadas, la Bienal de Fotografía se ha consolidado como un referente en América Latina. Su carácter inclusivo y descentralizador permite trazar un mapa plural de la práctica fotográfica en México.
En esta XXI edición, la exposición no solo celebra el poder de la imagen como lenguaje, sino que reafirma su papel como espacio de diálogo, memoria y reflexión sobre el tiempo que habitamos.











