LA PAZ, 19 oct (Xinhua) -- El verdadero ganador del balotaje presidencial que se lleva a cabo hoy domingo en Bolivia debe ser el propio país, afirmó el candidato presidencial Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), al subrayar que aceptar los resultados electorales es el gesto más democrático que puede tener la nación, tras una campaña política polarizada.
"La transparencia y la legitimidad son primordiales. Pedimos que el ganador sea siempre Bolivia y que los resultados sean respetados, sea cual sea la decisión del pueblo", declaró el político de 58 años de edad, tras emitir su voto en la unidad educativa Narciso Campero, en la ciudad de Tarija, en la región sur del país.
Paz Pereira dio la sorpresa en la primera vuelta electoral realizada en Bolivia el 17 de agosto pasado, al situarse a la cabeza con el 32,1 por ciento de los votos, cinco puntos por arriba de Jorge "Tuto" Quiroga.
El aspirante presidencial votó este domingo acompañado de su familia y pidió serenidad a la población durante la jornada, además de condenar la "guerra sucia" política desatada en redes y medios, al insistir en que el país debe recuperar la institucionalidad, la economía y la convivencia entre bolivianos.
Dijo que su partido buscará construir consensos en el Congreso y abrir un ciclo político basado en acuerdos amplios.
Bolivia lleva a cabo este domingo una segunda vuelta electoral, la primera de su historia reciente tras la Constitución de 2009, en medio de un clima de incertidumbre económica y reconfiguración política.
Más de 7,9 millones de ciudadanos están llamados a las urnas dentro y fuera del país, distribuidos en 34.026 mesas de votación, luego de que la jornada dio inicio a las 07:00 hora local (11:00 GMT) de este domingo.
La ausencia del partido oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), fuerza política dominante durante dos décadas, ha abierto un escenario que muchos analistas interpretan como el fin de un ciclo político.
El próximo presidente de Bolivia deberá asumir funciones el 8 de noviembre venidero, tres semanas después de la votación, en un contexto en que la gobernabilidad dependerá de los acuerdos entre las fuerzas políticas.