BAGDAD, 23 jun (Xinhua) -- Los ataques estadounidenses contra las instalaciones nucleares iraníes, en el marco de la operación "Martillo de Medianoche", constituyeron una flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional, agravando las ya crecientes tensiones en Medio Oriente y tienen el riesgo de arrastrar a la región a una agitación sin precedentes.
En esta coyuntura crítica, es imperativo reducir la tensión en la región, lo que requiere esfuerzos coordinados de la comunidad internacional.
Cualquier nueva confrontación entre Israel e Irán sin duda expandirá las hostilidades en toda la región, con graves consecuencias humanitarias y geopolíticas. Como advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres, los ataques estadounidenses marcan "una peligrosa escalada en una región ya al borde del abismo" y representan "una amenaza directa para la paz y la seguridad internacionales".
Las lecciones del pasado son bastante claras: la fuerza por sí sola no puede resolver problemas políticos y de seguridad profundamente arraigados. La cuestión nuclear iraní, en particular, no puede resolverse mediante amenazas o ataques aéreos. Es necesario encontrar soluciones sostenibles mediante la negociación, el respeto mutuo y la cooperación internacional.
La historia ofrece recordatorios valiosos y aleccionadores. Los Acuerdos de Oslo de 1993 avivaron momentáneamente la esperanza de paz entre Israel y Palestina. El acuerdo nuclear con Irán de 2015 ofreció un camino hacia la confianza mutua. Lamentablemente, estos avances, logrados con tanto esfuerzo, fueron finalmente torpedeados por el unilateralismo y las políticas miopes.
En lugar de repetir los errores del pasado, las partes interesadas deben renovar su compromiso con la diplomacia. Todas las partes involucradas deben volver a la mesa de negociaciones en lugar de avivar las llamas de la confrontación.
Como señaló con insistencia el líder de los demócratas en la Cámara de Representantes de EE. UU., Hakeem Jeffries, las acciones del presidente Donald Trump no solo no logran la paz en Medio Oriente que prometió en su momento, sino que también corren el riesgo de arrastrar a Estados Unidos a "una guerra potencialmente desastrosa".
Durante demasiado tiempo, Washington ha empleado un doble rasero o ha alimentado el caos regional para obtener beneficios estratégicos. La comunidad internacional no debe permanecer de brazos cruzados, sino actuar para calmar las tensiones, en lugar de avivarlas.
El deterioro de la situación en Medio Oriente es un duro recordatorio de que la política de poder y las intervenciones militares solo conducen al caos y la inestabilidad. En un momento en que el mundo entero atraviesa una profunda transformación, es fundamental respetar los principios de equidad, justicia y cooperación multilateral para lograr una paz duradera.