BEIJING, 9 jun (Xinhua) -- El reciente anuncio por parte de China de nuevas regulaciones para reforzar las medidas de control de las exportaciones de ciertos artículos relacionados con las tierras raras es una medida impulsada por sus necesidades nacionales de desarrollo industrial sostenible. La medida se ajusta a las normas internacionales de gestión y refleja las responsabilidades de China como país importante, y no es, como algunos afirman, una "contramedida táctica".
Este paso también subraya el sentido de responsabilidad de China como proveedor mundial clave de minerales críticos y su compromiso con el avance del desarrollo mundial compartido.
Los controles chinos a la exportación de ciertos artículos relacionados con las tierras raras no son barreras comerciales dirigidas a países específicos, sino una medida responsable para cumplir con las obligaciones internacionales de no proliferación. Aplicados bajo el principio de no discriminación, estos controles reflejan el compromiso de China con el mantenimiento de la paz mundial y la estabilidad regional.
Los elementos de tierras raras no solo son cruciales para la fabricación de vehículos de nueva energía, electrónica de consumo y turbinas eólicas, sino que también desempeñan un papel indispensable en equipos militares avanzados, como aviones de combate e instalaciones nucleares. Evitar que estos recursos estratégicos se utilicen para socavar la paz y la seguridad internacionales es una obligación de no proliferación compartida por todas las naciones.
De hecho, el control de las exportaciones de materiales estratégicos de doble uso es una práctica aceptada internacionalmente y un derecho legítimo de los Estados soberanos para salvaguardar la seguridad nacional y cumplir con las responsabilidades internacionales.
Además, la nueva normativa china sobre tierras raras refleja reformas industriales necesarias. En el pasado, el desarrollo extensivo y no regulado condujo a la infravaloración de los recursos y a graves daños ecológicos. Este modelo insostenible no solo mermó la dotación de recursos naturales del país, sino que también planteó riesgos para la estabilidad a largo plazo de las cadenas mundiales de suministro industrial.
Las nuevas medidas de China, incluida la nueva normativa sobre la administración de tierras raras anunciada en 2024, han demostrado el compromiso del país con la transición hacia un desarrollo sostenible y de alta calidad. Estas medidas no solo salvaguardan el ecosistema nacional, sino que también garantizan un suministro de tierras raras más fiable y transparente para las cadenas industriales mundiales. Una industria china de tierras raras bien regulada y respetuosa con el medio ambiente beneficiará, en última instancia, a los usuarios mundiales.
A pesar de la publicidad engañosa de algunos medios de comunicación occidentales, el objetivo de China es regular las exportaciones, no prohibirlas, y facilitar un comercio que se atenga a la normativa establecida, en lugar de perturbar la actividad comercial normal. Por ejemplo, en respuesta a las preocupaciones planteadas recientemente por la Unión Europea (UE) y otros países, el ministro chino de Comercio, Wang Wentao, aseguró a la parte europea que China está dispuesta a establecer un canal verde para las solicitudes que cumplan los requisitos y a agilizar el proceso de aprobación. También se han dado instrucciones a los equipos de trabajo pertinentes para que mantengan una comunicación oportuna sobre este asunto.
Estas respuestas constructivas y ajustes prácticos demuestran el sincero compromiso de China de trabajar con sus socios para minimizar el impacto de las medidas reguladoras en el comercio legítimo.
A medida que se agravan las fricciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, y los sectores tecnológicos críticos se enfrentan a restricciones injustificadas, los esfuerzos de China por reforzar la gestión de sus recursos estratégicos se han convertido a menudo en objeto de especulación. Sin embargo, considerar estas medidas como meras herramientas de negociación a corto plazo subestima la profundidad estratégica de las decisiones políticas de China.
La regulación china sobre tierras raras es una decisión prudente basada en normas internacionales ampliamente aceptadas, en la necesidad de un desarrollo industrial sostenible y en sus responsabilidades como país importante.
En lugar de sucumbir a la ansiedad por el "desacoplamiento" o a las ideas erróneas de que las tierras raras son un "arma estratégica", sería más constructivo que Occidente se centrara en comprender y adaptarse a las nuevas medidas de China.
Solo mediante el diálogo sincero y la cooperación podrán todas las partes contribuir a garantizar que este recurso crítico siga apoyando el avance tecnológico mundial y la transición ecológica dentro de un marco pacífico y sostenible.