YINCHUAN, 14 may (Xinhua) -- "Ni hao ("hola" en mandarín), ¿qué problema tiene en los ojos?". Con un chino aún titubeante, Isidro Castañeda Silva, un médico cubano de 57 años, recibe al paciente y lo examina minuciosamente con la lámpara de hendidura en el Hospital Oftalmológico Aier de la región autónoma de la etnia hui de Ningxia, en el noroeste de China.
Preguntar síntomas, resolver dudas y ofrecer diagnósticos y tratamientos personalizados... así ha transcurrido la rutina diaria de Castañeda Silva durante los últimos dos años.
El oftalmólogo, que se graduó de una facultad de medicina en Santiago de Cuba con un título de doctor, cuenta con más de 30 años de experiencia clínica y domina el tratamiento de diversas enfermedades oculares comunes y complejas.
Su camino como médico internacional comenzó hace dos décadas, cuando se unió a un programa de asistencia médica impulsado por Cuba.
La iniciativa, dirigida a pacientes pobres de América Latina, el Caribe y otros países en desarrollo, ofrece cirugías oftalmológicas gratuitas para devolver la vista a quienes no pueden costear tratamientos.
Como jefe de equipo y oftalmólogo principal, Castañeda Silva trabajó seis años en Jamaica y Venezuela, operando con sus colegas a miles de personas con cataratas o pterigión.
"Poder adentrarnos en los barrios más humildes para ofrecer atención médica gratuita a poblaciones vulnerables no es solo un deber como médicos, sino un verdadero privilegio", señaló el médico cubano, y afirmó que "a pesar de las dificultades, mantendremos firme nuestro compromiso humanitario de brindar ayuda esencial a quienes más la necesitan".
La colaboración en salud entre China y Cuba ha tenido en la oftalmología uno de sus campos más destacados. A partir de 2006, numerosos centros oftalmológicos, fruto de esta alianza bilateral, comenzaron a establecerse en diversas regiones del país asiático.
En 2011, el centro oftalmológico de la amistad China-Cuba inició oficialmente sus operaciones en el Hospital Popular N° 2 de la provincia de Anhui, en el este de China. Desde entonces, sucesivas delegaciones de especialistas cubanos en oftalmología han viajado miles de kilómetros al país asiático para atender pacientes y fortalecer los lazos de amistad entre ambas naciones.
En 2018, Castañeda Silva pisó por primera vez suelo chino para incorporarse a dicho centro. Ese año Cuba se integró a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, marcando un hito en las relaciones bilaterales que elevó la biotecnología y la cooperación sanitaria a áreas importantes de colaboración.
"China es preciosa, con ciudades hermosas y tecnología avanzada. Los hospitales cuentan con instalaciones muy modernas y existen muchos centros médicos internacionales. Además, los colegas locales son muy amables. En China, sentí una cercanía natural desde el primer momento", manifestó el médico cubano.
Tras un regreso a Cuba en 2020 por la pandemia de COVID-19, Castañeda Silva volvió a China en agosto de 2023 para trabajar en el Hospital Oftalmológico Aier en Ningxia.
"Cuba tiene un alto nivel médico en general, especialmente en áreas como atención sanitaria y cirugías oftalmológicas donde poseen capacidades técnicas muy especializadas", explicó Xian Jiyun, director ejecutivo del Hospital Oftalmológico Aier.
"La incorporación de expertos médicos cubanos a nuestro hospital no solo ofrece a los ciudadanos más opciones para acceder a servicios oftalmológicos internacionales, sino que también ha impulsado la mejora de nuestro nivel técnico médico, la gestión hospitalaria y la actualización de conceptos de servicio", agregó Xian.
Además de sus consultas en el hospital, Castañeda Silva realiza frecuentes jornadas de atención oftalmológica en comunidades, permitiendo que los residentes accedan a servicios médicos de calidad a la puerta de sus casas. Aunque estas actividades implican una intensa carga de trabajo, el médico cubano las realiza con incansable entusiasmo.
"Es un profesional excepcional, siempre dispuesto a ayudar y con un gran sentido del humor. No somos simples colegas, somos amigos", destaca Huang Jie, traductora de Castañeda Silva. Con su apoyo, el oftalmólogo cubano ha progresado notablemente en el idioma mandarín, pudiendo ahora comunicarse básicamente con los pacientes.
En ocasiones, Castañeda Silva prepara platos típicos cubanos, aunque confiesa su preferencia por los fideos y pastas de Ningxia. También aprovecha los canales en español de la televisión china para profundizar su conocimiento sobre el país.
"Muchos cubanos sentimos gran afinidad por China. En Cuba hay numerosos estudiantes chinos de medicina y español, además de un creciente turismo chino. Nuestros países son buenos amigos", afirma el médico, quien ya considera a China su segunda patria.
A su vez, el especialista cubano mostró optimismo sobre la futura cooperación bilateral en salud, biotecnología y tecnologías informática entre ambas naciones, y también se mostró dispuesto a hacer su aporte en este sentido.
"En Cuba nos jubilamos a los 65 años, pero si el hospital me necesita, ¡me quedaré! Porque amo China", concluyó Castañeda Silva.