Por Adalberto Santana
El unilateralismo de Estados Unidos, desarrollado por la Administración Trump, ha generado un dilema en México. Por un lado, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, insiste en mantener una cooperación fluida con Washington. Pero, por otro lado, advierte que lo hará sin ceder un ápice de soberanía.
Con la excusa del narcotráfico, EE. UU. pretende desplegar soldados en México, posibilidad rechazada por Sheinbaum, quien impulsó a este respecto una reforma constitucional para blindar la soberanía del país ante las amenazas intervencionistas de Washington.
La violencia del narcotráfico es una realidad en México. Organizaciones como el Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) controlan buena parte del tráfico de drogas como fentanilo, marihuana, morfina y heroína. Estos grupos han generado una crisis de seguridad interna, con 74,68 homicidios diarios en febrero de 2025, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pero la lucha contra los cárteles, como señaló Sheinbaum, no puede nunca justificar una intervención militar unilateral estadounidense en México.
En Estados Unidos, el discurso oficial ha vinculado históricamente el fenómeno migratorio con el consumo de drogas. Además de criminalizar la migración hacia EE. UU., asociándola actualmente al elevado consumo de fentanilo, este enfoque falaz oculta las causas estructurales tanto del consumo como del desplazamiento forzado.
Por último, existe también una voluntad de dominación económica, a través del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Este marco comercial ha profundizado la dependencia de México con EE. UU., acentuada además por la relevancia de las remesas, que en 2024 superaron los 65 mil millones de dólares anuales, según cifras del Gobierno mexicano.
Frente a este panorama de subordinación económica y política a los intereses estadounidenses, es urgente repensar el papel de México y América Latina en el escenario internacional. Una vía emergente y estratégica es el fortalecimiento de los lazos con el Sur Global.
El término "Sur Global" no se refiere únicamente a una ubicación geográfica, sino a un grupo de países latinoamericanos, africanos, asiáticos o de Oceanía, principalmente, que comparten historias de colonización, subdesarrollo inducido y desigualdades impuestas por el orden económico occidental.
En las últimas décadas, estos países han empezado a articular agendas comunes sobre cooperación Sur-Sur, defensa de la soberanía, justicia climática y desarrollo autónomo. China ha sido un actor clave en todo este proceso, fomentando infraestructuras e intercambios comerciales sin interferir en los asuntos internos de otros países, lo cual ofrece una alternativa al modelo de subordinación impuesto desde el Norte Global, fundamentalmente liderado por Estados Unidos y Europa Occidental.
La emergencia de China como potencia global, en este contexto, es un contrapeso a la hegemonía occidental. A diferencia de Estados Unidos, China apuesta por resolver pacíficamente el conflicto en Gaza y la crisis de Ucrania, entre otras cuestiones. Frente a la imposición unilateral usando las armas, China aboga por el diálogo multilateral, como demostró al mediar entre Arabia Saudí e Irán para que ambos países restablecieran sus relaciones diplomáticas en marzo de 2023.
México, con el proceso de la Cuarta Transformación (4T), ha manifestado su interés por alejarse del armamentismo y las tensiones globales. México, parte esencial del Sur Global, reivindica su rol como zona desnuclearizada, pacífica y de cooperación compartida.
El crecimiento de las relaciones económicas, comerciales, culturales y políticas con China, así como la participación en iniciativas globales, abren nuevas posibilidades para una inserción internacional más soberana.
Estrategias como la expansión ferroviaria, inversiones en infraestructuras e intercambios tecnológicos pueden ofrecer una ruta de desarrollo alternativa frente al modelo extractivista que perpetúa nuestra dependencia del Norte Global.
En otras palabras, el futuro de México y América Latina no tiene por qué seguir atado al destino o agenda de Washington. Reforzar la vinculación creciente de México con Asia Pacífico traerá beneficios a medio plazo para nuestra región y el mundo en general. Apostar por el Sur Global es hacerlo a un mundo multipolar, más equitativo y verdaderamente soberano.
(Adalberto Santana es académico e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe CIALC de la Universidad Nacional Autónoma de México)
(Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no necesariamente reflejan la postura de la Agencia de Noticias Xinhua)