BUENOS AIRES, 31 mar (Xinhua) -- El aumento de tasas de interés a nivel internacional, la sequía y el alto nivel de endeudamiento son condiciones que contribuyen a que las proyecciones de crecimiento de la economía de Argentina se reduzcan significativamente este año en comparación con el 2022, consideró este viernes el economista argentino, Jorge Marchini.
En diálogo con Xinhua, el profesor en la Universidad de Buenos Aires y vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) se refirió a las estimaciones de organismos internacionales que ubican al Producto Interno Bruto (PIB) del país en un nivel máximo del 2 por ciento para el año en curso.
"Es notable el cambio de las proyecciones sobre las condiciones de la economía argentina, entre los factores más importantes de un menor o incluso nulo crecimiento de la actividad económica están, por un lado, el tema de la sequía, porque una parte significativa del comercio de Argentina son las exportaciones agrícolas", indicó Marchini.
"El segundo factor es el aumento de tasas de interés (como la de Estados Unidos) junto al cambio de expectativas mundiales que golpean mayormente a los países periféricos, generando más desequilibrios en el frente financiero; y el tercer factor es la caída de la actividad vinculada al consumo, a la caída de la demanda", agregó el economista.
Una menor demanda, continuó, está también relacionada con el alto nivel de inflación que experimenta el país, alcanzando los tres dígitos en la medición interanual; sumado al problema de la deuda, el cual se acentúa con la situación de las reservas internacionales.
"Argentina tiene un serio problema de falta de reservas, por tanto, al país le es difícil cada vencimiento de compromisos teniendo reservas limitadas, además esto limita la expectativa financiera y también las importaciones, lo cual pudiera golpear a los sectores productivos", enfatizó.
Desde el Gobierno se espera que la economía crezca este año un 2 por ciento, en línea con las proyecciones de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
En tanto, para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el crecimiento del PIB será sólo de 1 por ciento, mientras que, recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) redujo a 0,1 por ciento su pronóstico para este país sudamericano.
Las estimaciones llaman la atención de analistas económicos, pues se trata de un crecimiento en un nivel significativamente menor al registrado durante el 2022, cuando la economía del país sudamericano creció 5,2 por ciento.
Para Marchini, entre las razones del aumento del PIB durante el año pasado se encontraron todavía comportamientos asociados a la "recuperación económica post pandemia", a lo que añadió "la situación internacional".
"Argentina es un proveedor de productos agropecuarios, y el año pasado hubo aumento de precios internacionales, lo que se sumó a una muy buena cosecha, generando una capacidad de actividad económica y exportaciones significativas", mencionó.
Acotó que las expectativas por el endeudamiento no implican mayores perjuicios para la economía como consecuencia del acuerdo alcanzado con el FMI y con acreedores privados, en los que se convino la postergación del pago de vencimientos hacia adelante.
Pese a la menor perspectiva para este año, Marchini señaló que "Argentina tiene varias condiciones particulares, una es la condición de productor de alimentos, otra es la perspectiva en lo inmediato de una mayor producción de energía en el caso de explotación de 'shale', una formación sedimentaria que contiene gas y petróleo; y en la minería por ser una de las regiones con mayores reservas de litio".
Consultado sobre las condiciones de la economía argentina y la relación con la inflación, el experto aseguró que el alza de precios en el país es un tema de debate y que "tiene una complejidad mayor".
"Por un lado, está la visión ortodoxa que vincula a la inflación con el gasto público y la emisión monetaria, pero justamente en el acuerdo con el FMI estas dos variables han sido planteadas como referencia de control, y hay un descenso fuerte del déficit fiscal aunque sí tiene una cuestión significativa la carga financiera", señaló.
"Hay otros elementos como el aumento de tarifas de los servicios públicos, el hecho de que en Argentina, por ser país exportador y haber una devaluación importante de su moneda más un aumento de precios internacionales, los precios de los alimentos a nivel internacional arrastran los precios locales", agregó Marchini quien además refirió factores como "las expectativas inflacionarias" y "los cambios políticos que plantean incógnitas hacia el futuro".
El economista consideró que Argentina no presenta una inflación por la vía de una mayor demanda de bienes y servicios, ya que, por el contrario, los salarios han caído y se ubican por debajo del ritmo de la suba de precios.
Por eso, para Marchini, la solución del país sudamericano al flagelo inflacionario sería una combinación entre políticas públicas y medidas de tipo incentivo, de control o acuerdos entre sectores pertinentes.
